La tendencia de tener un huerto en casa se hace cada vez más fuerte. Entre sus beneficios, destaca mejorar nuestra alimentación, pues al producir nuestros propios alimentos dejamos de contribuir a alimentos transgénicos; también mejoramos la biodiversidad y la calidad del aire de nuestra ciudad; al ser considerada una actividad anti estrés, divertida y saludable, beneficiamos nuestra salud mental.
¡Te contamos algunos pasos para iniciar tu próximo cultivo en casa!

Elige y conoce el lugar a utilizar

Identifica las áreas de luz natural y sombra de tu jardín, patio, azotea, balcón, o en su caso, una habitación interior con muy buena ventilación.
Toma en cuenta la orientación y la sombra que se genera a distintas horas del día, por edificios, bardas, árboles, etc. Se recomienda como mínimo tener iluminación directa por 4 horas.

Seleccionar el contenedor

Esto depende del espacio que tengamos y la inversión que queramos realizar. No existen reglas, la mejor opción para ti es la que mejor se adapte a tu situación y necesidades.
Las opciones más destacadas actualmente son los jardines horizontales, es decir plantar directo en la tierra de nuestro jardín; macetas o jardineras; mesas de cultivo y jardines verticales.
Para cualquiera de las opciones que elijas, es recomendable que sean de madera o barro, ya que  conservan la tierra a temperatura ambiente.

¿Qué cultivar?

Haz una lista de las frutas, verduras y hierbas que consumes regularmente en casa y considera que existen estaciones del año ideales para cada cosa.
Primavera-Verano (abril-septiembre) es temporada para cultivar Calabacín, Pepino, Sandía, Coliflor blanca y verde, Col de Bruselas. Además de Frijol, Garbanzos, Lentejas, entre otros.

Otoño-Invierno (octubre-marzo) es el tiempo ideal para Espinaca, Lechuga, Acelgas, Cebolla, Alcachofa, Ajo, etc.

Durante todo el año se puede cultivar Tomate, Zanahoria, Brócoli, Betabel, Papa, Papa Galeana, Camotes, Rábanos, entre otros.

Elabora tu propia composta

Esta se hace a base de tierra y desperdicios orgánicos como hojas que caen de los árboles, flores secas y cáscaras de frutas y verduras. Esta mezcla aporta Potasio, Fósforo y Nitrógeno, lo que hará que tu cosecha crezca más sana.

Riego

El agua debe caer directo a la tierra, pues al mojar continuamente los frutos y hojas se pueden llegar a formar algunos hongos.
Es recomendable hacerlo con frecuencia pero con poca cantidad de agua, para evitar la acumulación excesiva.
En temporada de primavera-verano, el riego puede llegar a ser diario. Por el contrario de la época invernal, en la que se puede regar hasta cada tres días.

Fuente: Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP)